viernes, 15 de junio de 2012

EL ENREDO DE LAS HORAS DE LA NIÑA CON LAS HORAS DEL NIÑO


Lo que voy a explicar es una de las estupideces ‘mundiales’ que más complicaciones y enredos le causan a la gente. Más adelante verán lo absurdo del modo como funciona este asunto, que de algún modo tiene incidencias en todos los habitantes del mundo.

Se trata de la forma en que están establecidas las reglas de los husos horarios, que como está su manejo es algo comparable a un reloj que, yendo por la línea ecuatorial, marca la media noche solar en dos meridianos opuestos del mundo. En otras palabras, el reloj de husos horarios tiene establecido que el día nace a la media noche en dos lugares que están en meridianos opuestos del mundo y por lo tanto separados a 12 husos horarios terrestres de diferencia, es decir, 12 horas solares, cosa que si se mira de otro lado, es equivalente a decretar que dos persona pueden estar hablando por celular desde dos puntos opuestos de la línea ecuatorial, siendo media noche en ambos sitios del mundo.

Para que se haga más llevadera esta explicación, aconsejo que es conveniente entender el estúpido modo como están establecidos los husos horarios, porque es de donde surgen las reglas que determinan las coordenadas terrestres, el cambio de fecha y la hora en cada lugar del mundo.
Lo más seguro es que Usted, que está leyendo este artículo, no sabe el número de huso horario de su país ni tampoco sabe cuántas horas hace que hubo cambio de fecha mundial al iniciarse el nuevo día en su nación. Y, si estoy en lo cierto, no  es porque no se lo hayan enseñado sino porque es difícil aprenderlo y, con toda razón, mucho más difícil le puede parecer a Usted el manejo del sistema de los husos horarios. Pero no se preocupe; de diez mil personas que no estén vinculadas con la enseñanza de ese asunto, sin importar el nivel de estudios que tengan, si acaso una sabrá el modo de funcionamiento de los husos horarios del mundo, es decir, que con las coordenadas terrestres puede hallar la hora y la ubicación de cualquier lugar del mundo.
Primero, para que entiendan lo estúpido que es el manejo de los husos horarios, permítanme hacer una explicación del funcionamiento real del engranaje de la Tierra con el sol: La tierra es redonda y gira permanentemente en una misma dirección, con una posición que la luz del sol le pega directo en el centro, de lo cual surge la línea ecuatorial, que es algo así como la ruta terrestre por donde pega directo la luz del sol, y que es la línea de latitud que divide la tierra en dos hemisferios, el Norte y el Sur.
La circunferencia tiene 360 grados y, debido a que la tierra es redonda, hay 90 grados de distancia desde la línea ecuatorial, tanto al polo norte como al polo sur, cosas que, bien señalizadas, facilitarían ubicar cualquier sitio del planeta. En las cercanías de la línea ecuatorial, a simple vista, el día empieza y termina al amanecer, es decir, primero hay 12 horas de luz y después 12 horas de noche.
Fue establecido que la duración de cada vuelta de la tierra es de 24 horas y, por eso, el globo terrestre fue dividido en 24 husos horarios de 15 grados terrestres. Yendo por la línea ecuatorial, la circunferencia de la tierra es de 40.075 kilómetros, y los husos horarios tienen un recorrido ecuatorial de alrededor de 1.670 kilómetros, lo que es igual a 111,31 kilómetros por grado terrestre, y se van angostando hasta quedar en cero en ambos polos de la tierra. Los husos horarios terrestres son parecidos a las divisiones que tienen por dentro las naranjas.
En la práctica, el modo de desplazamiento de la tierra no señala la existencia de meridianos ni que haya Oriente y Occidente. En otras palabras; en el engranaje temporal del sol y la tierra, en cada vuelta fluyen continuamente 24 horas que equivalen a los 24 husos horarios diarios, cuyas marcaciones van girando por debajo del sol, en fila, en una misma dirección de rotación que no marca horizontes terrestres ni meridianos. Y vale añadir que el sol ilumina solo la mitad del globo terrestre, pero, por la rotación permanente de la tierra, le da luz y calor a todo el planeta. Sin embargo, por varias irregularidades en la rotación, los días y las noches no son iguales en todo el mundo; por ejemplo, en el polo sur es de día entre octubre y marzo, y es de noche de abril a septiembre, o sea que, en la práctica, allí el año tiene una noche y un día que duran seis meses cada uno. La Tierra gira alrededor del sol y demora casi 365 días en dar la vuelta, y hay otros detalles, pero lo que he explicado agrupa todo lo que tiene que ver en sí con el modo real del engranaje del tiempo solar con la tierra, es decir, la base del funcionamiento de los husos horarios.
Como ya lo expliqué; el engranaje temporal del sol y la tierra no es nada complicado, pero el sistema de husos horarios no está hecho como debería ser y por eso genera confusiones y absurdos.
Empiezo a señalar los detalles absurdos; trataré de ser lo menos complicado posible y, para explicarlos, usaré un ejemplo que nadie ha usado: Un reloj que funciona con dos niños.
Imaginémonos que en el piso hay una bola giratoria, de 12 metros de diámetro, con una línea ecuatorial que en su alrededor tiene marcadas en dos tandas, numeradas de 1 a 12, los 24 husos horarios de la tierra, y que el polo norte está arriba y el polo sur abajo;  es decir, esa esfera representa a la tierra, tal como están divididos los 24 husos horarios. Y supongamos que por encima de esa bola hay una palanca, recta, que tiene colgado un asiento en cada punta y que es sostenida por la mitad con un eje, alto, clavado por los polos que están marcados en la bola, para que en ese eje gire la pelota, como gira la tierra, y la palanca que sostiene cruce por encima de la bola sin moverse de su lugar. Para completar el ejemplo, digamos que los dos asientos están colgados frente a la línea ecuatorial de la esfera y que, por fuera del círculo ecuatorial, en dos tandas de 12, en los dos espacios circulares que hay entre los niños, hay dos filas de números del uno al 12; en otras palabras, imagínese que entre los niños hay una cinta horizontal de marcación, parecida a la de un reloj, que frente a cada uno de ellos tiene un número 12, porque por ambos lados del recorrido circular, la cinta tiene una fila ordenada del número 1 al 12; y en los dos asientos están sentados un niño, cuyo nombre es Nuevo, y una niña que se llama Cero, y que, mientras la bola va girando, los asientos están quietos en su lugar y los niños, con los 24 husos horarios y las dos filas de 12, miden el paso del tiempo en el sentido de las agujas de los relojes. Conviene aclarar que, en este reloj, el niño es La Línea de Cambio de Fecha y la niña el mal llamado Meridiano Cero o Meridiano de Greenwich.
En este reloj, ambos niños miden por igual el curso del tiempo. Y lo más estúpido de este modo de medición es que, aunque los dos niños están a 12 husos terrestres de diferencia, los días cambian de fecha en el mismo instante, tanto cuando pasan por el sitio de Nuevo (el niño), como cuando cruzan por el de Cero (la niña).  O sea que, en la práctica, nacen dos medios días a la vez, y una mitad la mide el niño y la otra mitad la niña. Y, como si fuera poco, las líneas divisoras de los meridianos no van por las orillas de los husos horarios sino que van por el centro y los dividen por mitades, como si el reloj marcara las horas partidas por la mitad, y así la primer hora del día de ambos niños iría de 0.30 a 1.30, con lo que surge el imposible de que el cambio de fecha pueda ocurrir en el Meridiano de Greenwich o en La Línea de Cambio de Fecha.
La mera verdad es que en el manejo de husos horarios se cometen todos los absurdos y estupideces humanamente posibles: Las noches se dividieron en dos mitades partidas, es decir, primero pasa media noche, luego pasa el día, dividido en dos meridianos, y luego va la otra mitad de la noche. Y los meridianos que dividen los husos horarios, en vez de ir por las orillas, van por las mitades, o sea que en cada reparto meridional hay dos mitades de dos husos horarios distintos, y así las horas de los niños son falsas, pues no pueden empezar donde ellos marcan los comienzos. Además, en vez de contar en forma continuada los 24 meridianos que dividen los 24 husos horarios, al meridiano 12 se le puso el nombre de Meridiano Cero, y el meridiano 24 fue bautizado como Meridiano 180, con el agravante de que el área de meridianos fue dividido en dos sectores de 12 husos horarios, llamados Occidente y Oriente; en el orden mencionados, el primer sector empieza en el Meridiano Cero y termina en el 180, y el otro va del 180 al Cero.
Y, como si los enredos fueran pocos, este reloj marca horas del Este y del Oeste, y ambas marcaciones pueden ser Antes Meridiano o Puesto Meridiano, de lo cual surgen otros enredos: Dado que Nuevo y Cero miden los días y las horas a la vez, se estableció que el niño marque sus horas como si estuviera ubicado donde comienza el día hacia Oriente, y la niña como si estuviera parada donde empieza a fluir el tiempo hacia Occidente; y los dos usan las indicaciones Antes Meridiano (AM) y Puesto Meridiano (PM) invertidas, o sea que lo que para Cero es AM, para Nuevo es PM y viceversa. Además, como se supone que los dos niños están en una órbita donde siempre es media noche, ambos chiquillos están en pijama, flotando en la línea ecuatorial. Pero, si los miráramos, veríamos que Nuevo, el niño, está soportando el sol del medio día que le pega directamente en la cima de la cabeza; y Cero, la niña, que está equidistante por la línea ecuatorial a 12 husos horarios del niño, o sea en el otro lado del mundo, está soportando la oscuridad de la media noche; y la mayor estupidez en esta parte de las reglas de este reloj consiste en que está establecido que la ubicación de ambos niños está en un mismo lugar solar del mundo, es decir, como si estuvieran ubicados donde siempre es media noche; en este caso digamos que el niño y la niña, aunque se encuentran en la forma ya explicada, según el reloj de husos horarios están ubicados en dos meridianos opuestos de la tierra y ambos en el punto exacto de la media noche terrestre, cosa que es una contradicción absurda. Y, además de ese imposible, de la mezcla o combinación de los absurdos explicados surgen detalles que en la práctica no permiten que algunas cosas puedan funcionar de la forma establecida, como, por ejemplo, el inicio de las horas en las líneas de los meridianos, que, repito, se supone que van por el centro de los husos horarios, y que, de ser así, las horas empezarían partidas.
El reloj de estos dos niños es una imitación exacta de la forma como está establecido el manejo de horas y el cambio de fecha en el mundo. Es obvio que, para la medición del tiempo y el manejo de los husos horarios, las cosas no están hechas como deberían ser y que el haber establecido ese rosario de absurdos o estupideces es lo que impide que la gente aprenda con facilidad a manejar las coordenadas terrestres y los husos horarios del planeta.

Cabe señalar que el reloj de los dos niños es invento mío, pero el enredo de absurdos es un asunto de acomodos políticos. La idea de establecer una sola Línea de Cambio de Fecha Mundial fue del ingeniero canadiense Sandford Fleming, pero el invento nació envenenado porque, por asuntos políticos, Fleming no aceptó que se eligiera otro meridiano distinto al de Greenwich, una línea con el inconveniente de que en pocas horas de por medio ponía a Europa con días y fechas distintas a las de América, y que, no obstante a ese detalle, quizá para lucirse ante la monarquía de Inglaterra fue defendida por Fleming como ideal para cambio de fecha. Pero la verdadera estupidez vio luz en el año 1.884 cuando, para satisfacer a los políticos opositores al Meridiano de Greenwich, en un congreso que hicieron en Washington los líderes de 25 países para tratar ese asunto, se convino establecer dos meridianos opuestos del mundo como líneas de cambio de fecha, lo que en la práctica fue un saboteo que convirtió la ingeniosa idea de Fleming en un mal peor que el problema que pretendía solucionar.  
Ya expliqué que el manejo mundial de husos horarios tiene los mismos defectos del reloj de los dos niños. A continuación voy a explicar cómo se solucionarían los defectos del funcionamiento y del manejo de ese reloj, lo cual serviría también para solucionar los enredos de los  husos horarios:
Lo primero que hay que admitir es que al reloj de los niños le sobran cosas y requiere de un cambio de reglas de funcionamiento. Hay que reconocer que sobra uno de los dos niños, pues por haber dos mediciones a la vez es que surge la mayoría de los enredos, y también es necesario eliminar las dos marcaciones bautizadas como Occidente y Oriente, o sea que hay que dejar el planeta sin marcación de horizontes solares. Y el día debe empezar en el amanecer de la ubicación del niño que se ocupe del Cambio de Fecha, o sea que el día empiece con 12 horas diurnas y finalice con 12 horas nocturnas, contando en una sola tanda las 24 horas del día. De ese modo se acaba el AM y el PM, pues las primeras 12 horas serán simplemente diurnas y las siguientes 12 nocturnas.
En lo que tiene que ver con cambio de reglas, hay que establecer que las 24 líneas que dividen los husos horarios van por las orillas, y que cada sector dividido es un huso horario de 15 grados. Y que el contenido físico de cada huso horario empieza contando a partir de un segundo y termina en 60 minutos, en el sentido que fluye el tiempo solar en la tierra, y que abarca 90 grados hacia ambos hemisferios, es decir, una mitad de cada huso horario va de la línea ecuatorial hacia el polo sur y la otra mitad hacia el polo norte.
El conteo de horas debe iniciarse en La Línea de Cambio de Fecha, y hay que reglamentarle un orden numérico, del 1 al 24, a los husos horarios, lo cual simplifica establecer la ubicación de cualquier lugar del mundo, y así la gente sólo necesitará aprenderse uno de esos números para saber el huso horario que le corresponde a su país o a cualquier otro lugar que requiera; por ejemplo, a Colombia le correspondería el huso horario 19 en vez del UTC-05:00,R.
Las personas que conocen de este asunto, con facilidad entienden que se acabarían los enredos de la medición mundial de horas y de las coordenadas terrestres si se le hiciera al manejo de husos horarios del mundo la ‘cirugía’ que se plantea hacer en el reloj de los niños. Pero, aunque el problema ya es casi insoportable, es muy difícil que los líderes políticos del mundo se pongan de acuerdo para arreglar este problema, en la forma que debe ser solucionado. Y, siendo así las cosas, es obvio que para solucionar esos obstáculos se requiere de una fórmula en la que la decisión final no esté sometida a votación política, pues hay que tener en cuenta que los políticos no son las personas que más sufren las consecuencias del mal funcionamiento de los husos horarios, y que, si volvieran a discutir ese asunto, en vez de arreglo lo más seguro es que harían otro atolladero.
Pero hasta ahora nadie ha propuesto una iniciativa que permita la solución real de ese problema y, por eso, decidí hacer una propuesta que ojala se convirtiera en una solución real y adecuada del problema de los husos horarios: Para que se acabe el enredo en el manejo de los husos horarios y el problema de dos meridianos como líneas cambiadoras de fecha propongo que un niño y una niña, ambos de 6 años, jueguen a cara y sello la definición de cuál de los dos meridianos se queda como única Línea de Cambio de Fecha. Y con ese evento debe quedar solucionado el enredo de los husos horarios, en la forma explicada más adelante, y sugiero que el sorteo se haga en presencia de todas las representaciones mundiales que deseen asistir al evento.
Además, sugiero que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se encargue de promover este asunto y de hacer las diligencias requeridas para que el evento se haga realidad, cosa que podría realizarse invitando a todos los países del mundo a participar en el sorteo, enviando una pareja de niños, y que el día del evento se hagan dos sorteos, uno entre las niñas y el otro entre los niños, y que la pareja de niños ganadores jueguen al cara y sello la marcación horaria, poniendo como condición especial que la moneda debe ser tirada por una persona ciega y, en el orden que están ubicados los niños en el reloj, el chiquillo que gane será la verdadera y única Línea de Cambio de Fecha, es decir, que si gana el niño, la Línea de Cambio de Fecha será la línea conocida como Meridiano 180, pero que cambiará de nombre y quedará como Meridiano 24, y el Meridiano de Greenwich pasará a ser el Meridiano 12; y si gana la niña, el ganador será el actual Meridiano de Greenwich, que en este caso pasará a ser el Meridiano 24, y el actual Meridiano 180 quedará siendo el Meridiano 12.
De hecho hay que reconocer que es absurdo pretender que exista una misma hora solar en dos puntos que estén en lugares opuestos de la línea ecuatorial del planeta, cosa que así está reglamentada, y es un hecho que las definiciones de Oriente y de Occidente tenían sentido cuando se creía que la tierra era plana y que el sol giraba a su alrededor, pero, por  ser esférico y girar en sí mismo nuestro planeta, ahora por marcar esos dos horizontes inexistentes se causan complicaciones en las coordenadas terrestres, así como en los usos horarios, en los que se presenta el absurdo de haber lugares hasta con más de 24 horas de diferencia en el cambio de fecha, como ocurre en las Islas Baker y en algunas de las Islas Gilbert.
Y se acabarían el enredo de los husos horarios y las inconsistencias de las coordenadas terrestres si se les hiciera a esos problemas la cirugía explicada que requiere el reloj de los dos niños, cosa que va incluida en mi propuesta.
El resumen de esta explicación es que hay que aceptar que aunque exista una Línea de cambio de Fecha; el sol es el que en realidad hace los 24 relevos diarios de fecha que se realizan alrededor de la tierra, y que esos relevos toman 24 horas y son hechos en números ascendentes, con el giro que hace la tierra en un mismo contra sentido solar. Y que, para evitar los enredos y absurdos que existen en ese asunto, se requiere de un manejo de husos horarios hecho con igual perspectiva al engranaje solar.

NOTA: Este contenido hace parte del libro EL REPORTAJA DEL ENTRATERRESTRE, una obra de contenido literario universal que no deja títere con cabeza y que se puede comprar en el enlace  http://www.amazon.com/dp/B0089DX372
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